domingo, 18 de agosto de 2013

Descartes, El Discurso del Metodo

Cuando acabe hasta el ultimo libro interesante de la Biblioteca de mi padre, me quede algo inquieto, tenia pocas opciones, pedirles mas libros a mis descuidados padres o bien volver a leer los que ya habia acabado, por suerte para mi, fue la epoca en que la ultima sirvienta fue despedida, asi que quede libre para dedicarme a mis vicios, al salir de la primaria ya no tenia que cumplir horarios estrictos, no mas hora de comer o de llegar, como ya no habia comida en la casa, tenia que pasar a comprarme mi propia comida, lo que significo una sola cosa, pasar al Gigante mas cercano a comprar lo que yo quisiera, como todos se imaginaran mi primera comida libre, fue de botanas, papas fritas, doritos, krankys y toda la basura que se me antojo, pero mejor aun, en esa epoca la Libreria de ese centro comercial era excelente, tenian libros extraordinarios, de filosofia, militares, historia, literatura y todo lo que uno quisiese, asi que tambien compre mi primer libro:

El Discurso del Metodo de Descartes.

Ciertamente que era muy superior a mis habilidades de esa epoca, aun no se porque lo compre, tal vez el titulo, tal vez su presencia, era un libro empastado grueso, pero realmente era de muy fino papel mantequilla en el interior, sea como fuese, fue el primero de mi Biblioteca, que cada semana se ampliaba mas y mas, pese a mis esfuerzos, el libro no pude leerlo en varios años, hasta llevar un curso decente de Filosofia en el CCH, entonces descubri algo, que Descartes tiene razon, la Ciencia es la forma de obtener conocimiento, y podria decirse que fue uno de los libros que termino de convencerme que mi carrera debia de ser la Fisica, curioso destino marcado por mi primer libro y pese a que su Demostracion de la Existencia de Dios, (un extra del libro), no me convencio ni siquiera un poquito, fue la primera demostracion que vi, cosa curiosa, considerando que ahora soy experto en la Teoria de las Demostraciones.

jueves, 1 de agosto de 2013

La biblioteca de mi padre

Mis padres viajaban mucho y yo solia quedarme solo por mucho tiempo, asi que un niño aburrido busca en que entretener su tiempo, y encontre un buen lugar en la biblioteca de mi padre, esta era muy grande, de pared a pared y de piso a techo, con los libros empastados en materiales finos, pero como dice el dicho, no juzgues un libro por su pasta, mi padre solo habia mandado empastar libros que no leia y solo eran para presumir, no tenian ningun orden ni concierto, ni siquiera estaban organizados en temas, todos los libros del mismo tamaño estaban en el mismo lugar, asi que junto a Julio Verne podia estar un libro de Contabilidad o uno de J. J. Benitez, libros por metro, pero a pesar de ello, era un paraiso.

Fui leeyendo uno a uno, si me interesaba, me pasaba varias tardes en la sala, leyendo, si no me gustaba, lo regresaba a su lugar inmediatamente, supongo que el gusto literario es de nacimiento, porque pude leer muy buenas obras, Los Tres Mosqueteros, El Fantasma de Canterville, La Odisea, Melville, Tolstoi, Gogol, La enciclopedia de Mexico (1a Edicion) y algunos libros de fotografias, entre ellos los reportes sexenales, que tenian magnificas imagenes, pero se me hacian mas inventados que la literatura. En cambio otros libros, como los de JJ Benitez o Luis Pazos se me hacian basura pura.

Y asi pasaron los años, para cuando ya estaba en el ultimo año de primaria, habia acabado con todo lo bueno, mis habitos de lectura bien establecidos, mis vicios de lectura implantados e imborrables, entre ellos, el leer comiendo conejitos de chocolate, que ensuciaron mas de un libro de esa impecable biblioteca, pero como mi padre ni los abria, jamas se entero.

Como colofon a esa historia, la biblioteca de mi madre la visite poco, todos eran libros de medicina, demasiado gore para mi, y aunque aprendi mucho, nunca tuve vocacion para atender el dolor humano.